La educación basada en la Confianza
Seguimos, con la escuela más grande de Bachillerato de toda Escandinavia y la que me enamoró por completo, Tikkurilan Lukio Upper Secondary School. De vueltas con el ambiente, relajado, flexible, innovador, libertad absoluta de movimientos. Es como nuestra universidad. Los alumnos que estudian aquí, lo hacen por voluntad, no es obligatorio y seleccionan las materias que les interesan, de manera que el “control” no existe porque dan por hecho que si están aquí es porque quieren (hasta eso estamos nosotros perdiendo).
Observar la biblioteca como el centro neurálgico de un edificio que destaca por su arquitectura abierta, luminosa, transparente es alucinante. Comprobar como el aula de música o el gimnasio son, ¡de verdad! (la variedad de instrumentos que se encuentran en ambas es un ejemplo de la riqueza de aprendizajes y la adaptación a diferentes estilos de aprendizaje que podemos encontrar en un aula diversa).
Entramos en varias aulas. Nos sentimos atraídos por la de música, no solo por la aparotología sino por la iniciativa de los estudiantes en la creación de un villancico propio donde todos improvisaban melodías de acuerdo a los instrumentos que tenían en la mano y donde lo que quedaba claro era el relax, sin prisa, de manera divertida, entre amigos y la profesora con un ánimo fuera de lo común, alegre, dinámica, motivada a tope.
Seguimos con la clase de filosofía y nos quedamos allí encandilados por la manera de llevar la clase. En primer lugar, ya solo el título del aula bastaban para llamar tu atención: “Dilema” Como no, la manera de introducir un caso en el aula para invitar a pensar, reflexionar, compartir era
magnífica. Ritmos, libertad, juntos, empoderar son las claves que sacamos de estos momentos de aprendizaje.
Fue en esta escuela, mi preferida, la que me demostró que no es cuestión de metodología innovadoras (véase ABP, Flipped, Cooperativo) sino de actitudes basadas en “lo normal”, “lo de sentido común”, nadie es más que nadie, todos tienen su espacio, su ritmo, todos aprenden porque no se les califica sino que se valora todo lo que hacen. Es normal ver en las clases trabajar a los alumnos con sus cascos y su música, verse inmersos en el móvil en sus espacios o redes sin que ningún profesor les interpele, simplemente porque es parte de su vida. Se confía plenamente en la autogestión y la autonomía y para ello se trabaja el clima emocional desde pequeños. No es cuestión de expectativas mayores o menores simplemente es cuestión de que se da por hecho que todos pueden. Y, ¿por qué no van a poder?
La escuela estaba llena de espacios atractivos donde interactúan los estudiantes.